Elio Antonio de Nebrija es quizás el humanista más importante que dio España al Renacimiento; autor de la primera Gramática de nuestra lengua, de las Introductiones Latinae, participante en el proyecto de la Biblia Políglota Complutense..., su obra relacionada con la lingüística y otras ramas del saber es de una importancia capital para entender el progreso cultural de España en los inicios de la Edad Moderna, y justo este año, 2022, se cumple el quinto centenario de su muerte en Alcalá de Henares.
Lo que todavía muchos paisanos nuestros desconocen es que Nebrija tuvo relación directa con Brozas, y que por lo tanto nuestra villa debería tener un papel importante en los diversos actos que se celebren para conmemorar ese aniversario y, por supuesto, debería poder aprovechar desde el punto de vista turístico esa relación. No estamos hablando de un personaje de segunda fila sino, como decía, de uno de los más importantes humanistas de la Europa del Renacimiento.
Nacido en Lebrija (Sevilla) en 1444, Antonio Martínez de Cala (ése era su nombre auténtico) estudió el bachiller en la Universidad de Salamanca y, tras varios años de estancia en la Escuela de España en la Universidad de Bolonia, volvió a Salamanca para ejercer como profesor. La relación entre Nebrija y Brozas comenzó a tejerse cuando en 1487 el humanista pasó al servicio de Juan de Zúñiga, hijo del duque de Plasencia y último maestre de la orden de Alcántara.
Durante varios años, Nebrija acompañó a su señor como profesor de su academia y formador de su séquito en diversos lugares de Extremadura: Zalamea de la Serena, Villanueva de la Serena, Gata, Alcántara... y Brozas, pueblo con el que Juan de Zúñiga tenía especial afinidad ya que residió en el castillo de la Encomienda Mayor, que amplió y donde todavía se puede ver su escudo.
El vínculo entre Nebrija y nuestro pueblo creció en intensidad cuando consiguió que su señor nombrase a Marcelo, su hijo mayor, caballero de la orden y comendador de la Puebla (sí, la finca hoy llamada Las Pueblas era la encomienda de La Puebla de la Orden de Alcántara). Frey Marcelo de Lebrija, como se le conoció desde entonces, siguió vinculado a Brozas porque tras ceder Juan de Zúñiga el maestrazgo de la orden de Alcántara formó parte del séquito de don Fernando de Toledo, comendador mayor y por lo tanto señor de Brozas y su castillo.
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Nebrija impartiendo su lección en la academia de Juan de Zúñiga (a la izquierda). Se cree que el primer personaje de la derecha es frey Marcelo |
Tras participar en el séquito que recibió al rey Carlos I en su llegada a España en 1516, frey Marcelo pidió permiso para retirarse a Brozas, donde comenzó a levantar una "casilla" al pie del castillo. Esa "casilla" (en sus propias palabras) era una gran casa-palacio de dos plantas y grandes muros de sillería de granito, que tradicionalmente ha sido conocido en Brozas como "Las Carmelitas" y que hoy es centro cultural, biblioteca y guardería.
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Vista de la casa de frey Marcelo de Lebrija desde su corral |
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Escudo de frey Marcelo de Lebrija |
La huella de frey Marcelo está todavía presente en ese edificio; además del escudo de armas que él mismo se diseñó y que se encuentra en el patio porticado, el comendador mandó cubrir diversas partes de su estancia (especialmente un balcón que miraba hacia el castillo) con inscripciones que reproducían lemas de su propia obra, las "Tríacas del alma", que sin duda redactó en esa misma casa. Justo debajo de ese balcón se diseñó un pequeño pórtico con una maravillosa bóveda de crucería gótica que, como yo mismo pude ver hace muchos años, estaba decorada con pinturas que semejaban dragones y que, en la obra de restauración del espacio como guardería infantil fueron lamentablemente destruidas.
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Aspecto original de la ermita del Buen Jesús antes de su expolio |
La otra gran obra que dejó frey Marcelo para nuestro patrimonio fue la ermita del Buen Jesús del Humilladero, cerca del que luego sería convento de Nuestra Señora de la Luz, donde también hay numerosas inscripciones extraídas de la obra antes mencionada y para la que el escultor y arquitecto Guillén Ferrant esculpió el impresionante conjunto de Cristo amarrado a la columna que hoy está en la iglesia de Santa María para evitar el expolio que otros elementos escultóricos de la ermita sufrieron hace años.
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Cristo amarrado a la columna |
Frey Marcelo de Lebrija tuvo un hijo natural (no podía casarse por su voto de celibato) de una mujer de Villanueva de la Serena, al que puso el nombre de su abuelo. Ese hijo, conocido como el capitán Antonio de Lebrija, participó en la conquista de las actuales Colombia y Venezuela y amasó una importante fortuna. Muerto en Madrid en 1540, en su testamento encomendó a su padre la erección en unas casas que había comprado en Brozas, colindantes con las de frey Marcelo, el monasterio de la Madre de Dios. El comendador de la Puebla se puso manos a la obra y pronto comenzó la construcción de ese convento, pero las obras se paralizaron por la oposición del resto de herederos (hermanos y sobrinos del propio frey Marcelo) y al final fueron abandonadas.
El resultado fue la construcción del hoy auditorio de las Comendadoras, donde Guillén Ferrant levantó dos capillas laterales donde debería haberse colocado el sepulcro yacente del capitán, una escalera de San Gil y una monumental portada renacentista hoy lamentablemente mutilada tanto por el expolio de los dos pares de columnas de mármol que la flanqueaban como por la restauración posterior que borró el hueco donde las columnas se alojaban.
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Portada del monasterio de la Madre de Dios |
Ya en el último tercio del siglo, la iglesia conventual y las casas de frey Marcelo fueron adquiridas por frey Pedro Gutiérrez Flores para erigir con ellas el convento de San Pedro, de monjas comendadoras de la orden de Alcántara. La huella de los Lebrija/Nebrija en Brozas quedó, así, oculta por una de las más importantes familias de la nobleza broceña, como muestra el escudo en mármol de la fachada en el que fueron borradas a conciencia las armas de frey Marcelo y su hijo. Respecto a la tumba de éste último, yo mantengo la hipótesis (sin documentos que la acrediten) de que el sepulcro donde hoy están enterrados Gonzalo Gutiérrez Flores y su hijo, en la iglesia de Santa María, no es otro que el del capitán Antonio de Lebrija.
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Sepulcro yacente ¿de Antonio de Lebrija? |
Para realizar esa afirmación, me baso en la mutilación evidente que se puede apreciar en el sepulcro; los muslos de la figura están recortados y falta la mayor parte de la hoja de la espada, lo cual indicaría que la estatua fue recortada para ajustarla al tamaño del arcosolio, construido previamente. Además, no hay constancia de que el tal Gonzalo Gutiérrez Flores fuera caballero ni se dedicara a la vida militar, cosa que sí hizo Antonio de Lebrija.
No hay duda, por tanto, de que Brozas tiene motivos más que suficientes para tener un importante papel en el centenario del gran Elio Antonio de Nebrija. Ojalá quienes nos gobiernan tengan las ganas y la capacidad suficientes para no desaprovechar esta oportunidad
Bibliografía: DIONISIO A. MARTÍN NIETO, Antonio de Nebrija y sus hijos. Relaciones con Extremadura, 2007
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